sábado, mayo 30, 2020

Cien poemas.

Durante mucho tiempo, admiré a muchas personas, amigos que a mi parecer, se expresaban tan bien, y envidiaba la forma en la que todo en sus rimas fluía a la perfección, el río de sentimientos que dos versos podían contener.


 A lo largo de ese mismo tiempo, en una pequeñita libreta roja, ya se contenían una que otra historia, que, mal escrita y sin ortografía, albergaba un anhelo al parecer inalcanzable, de salir de ahí, y florecer en mi piel.


Un día, me di cuenta, que esa pequeñita libreta, se habían convertido en seis, y que, por mucho que quisiera, ese océano de sentimientos fueron momentos que marcaron mi vida, alguna que otra cosa absurda y Yo.

Porque la admiración que tanto tenía, estaba detrás de esas páginas. 
Nunca escribí para que alguien me leyera, nunca escribí para mostrárselo a nadie. 

Siempre escribí para mí, mi mente, mi corazón, mi futuro, mi plenitud. Es bien raro escribir, y saber que alguien, del otro lado, me lee.


XX,


-A.


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