sábado, agosto 03, 2019

Del arte que somos.

Muchas veces me miré al espejo pensando si era bonita, realmente me cuestionaba a mi misma a cerca de si lo que lucía ese día le agradaría a los demás, o a cierta persona en específico.
El día de hoy no puedo ni creerlo. El hecho de que la opinión de algo más haya llegado al punto de no dejarme ponerme lo que quería, o por cómo se veía mi cuerpo, era una tortura. 
¿Quién se tortura a sí mismo?



Ojalá fuera diferente, ojalá mi cabello, mis ojos, mi cara, mis labios, mi nariz, mi boca...
Ojalá entender que nos vuelven locas diciéndonos cómo se supone que tenemos que ser.
Ojalá nos quisiésemos como somos.
Que no haya tantas personas que se coman sus emociones o busquen en la comida saciar esa necesidad de amor. Que no la utilicen como recurso para tragarse lo que no dicen, lo que ‘deben’ callar.
Ojalá no haya personas que dejen de comer para intentar llegar a un canon absurdo y dañino y que terminen deseando volverse invisibles.
Porque nos han dicho que nuestro cuerpo tiene que ser perfecto para que nos quieran. 
No hay límites y barreras. Nos han metido tan dentro mil y una normas que vemos los defectos por todos lados.
En otros cuerpos pero sobre todo en el nuestro.
Y si no los vemos nos los hacen ver. Y nos castigamos por ello. Y nos prometemos que si conseguimos el cuerpo deseado seremos felices.
¿Y porqué no lo somos ahora?
¿Porqué no dar un golpe en la mesa y querernos como somos?
Porque nuestro cuerpo es vida. Es poder movernos con él, respirar, sentir el tacto de otras personas, su olor. Es mirar al mundo y sentir sus vibraciones. Nuestro cuerpo es calma y orgasmo, es hambre y placer. Porque nuestro cuerpo es vida. 
Y bastante han intentado encorsetarnos. Ya está bien. No somos muñecas ni queremos serlo. Tenemos arrugas, cicatrices y pliegues en la piel. Algunas podemos correr y saltar alto. Otras se deslizan en silla de ruedas o pintan con los pies.
Y eso está bien. Todo está bien. Todas estamos bien.
Porque nuestra proporción no se mide en palmos o centímetros sino en función de lo que nuestro cerebro quiere ver.
Podemos acabar con los juicios y prejuicios. Podemos luchar contra los ‘deberías’ y los ‘tienes qué’. Podemos entender que la salud no se ve siempre desde fuera y la salud mental menos.
Podemos ser felices como somos y podemos hacer del mundo un lugar más amable para nosotras. Empieza contigo misma. Con tu cuerpo, con sus circunstancias. Míralo con cariño buscando lo positivo.
Porque al final somos mucho más que nuestro cuerpo.
Somos hechos, sentimientos, pensamientos y momentos.
Y descubriremos una gran verdad.
Que la belleza está en todas partes y, todas somos arte.


sábado, mayo 25, 2019

No sé dónde escribir esto.

Hace poco escribí un ensayo como proyecto, acerca del "amor", quise ir un poquito más allá, y como resultado, obtuve algo que salió de mi corazón, no sabía dónde ponerlo, así que lo dejo aquí, por si alguien, para alguien, para ti, y para mí. Para recordarme lo lejos que puedo llegar, que siempre queda fuerza para seguir, y que está en cada uno de nosotros, levantarse, y convertir nuestro dolor, en una revolución.

Donde inicia el amor.


“Amor”, ¿Qué sientes cuándo te preguntan, qué es el amor?. Según el diccionario el amor es un sentimiento de ánimo hacia lo que te place / sentimiento apasionado hacia otra persona.


Charles Bukowski define al amor como al parecido cuando ves niebla por la mañana, cuando despiertas antes de que salga el sol, “Es sólo un instante y luego desaparece… una niebla que se incendia con la primera luz del día de la realidad”.  Según Agatha Christie, es un pensamiento curioso que sólo ocurre cuando ves a alguien que se ve ridículo y te das cuenta de cuánto lo quieres. ¿Para mí?, El amor es una osadía. Un rompecabezas del que aún me faltan piezas.


Muchas personas suponen que para encontrarlo hay que unirse con alguien más, algo errado teniendo en cuenta que existe el amor maternal, fraternal y el amor propio, para mí; el más importante.
Puede que mis palabras se lean egoístas al pensar que este amor es el más importante pero el amor confunde cuando quieres entender y por fin entiendes cuando el amor se deja ser. Hay tantas formas de querer y de amar que cada persona que quisiste o amas, forma parte de lo que eres hoy. El amor más grande es el de alguien que siempre existe en tu interior, no como un recuerdo, sino, que está presente en ti, aunque no contigo. Es el amor que aprendes a recibir cuando no es tangible, y así, se convierte en un sentimiento que sigue viviendo por la fuerza del mismo.


¿En dónde está el amor?


¿Por qué, si el amor es lo contrario a la guerra, es una guerra en sí?
Creo que todo esto que escribo viene de ese mismo amor que está tan presente en mí, aunque no conmigo. La mayoría de la gente dice que no puedes querer a nadie, si tu no te quieres antes, y pienso que no hay cosa más cierta. Todos deberíamos querernos más que a nada en el mundo, y a elegirnos antes que a alguien o algo más.


Quererse a sí mismo es muy difícil cuando no te conoces; no puedes enamorarte de alguien sin conocer hasta su más profundos rincones.
Mi proceso de conocimiento ha tardado una vida, y creo que ni siquiera eso me alcanzaría. Pero es cuando inicias a conocerte cuando empiezas a quererte, aprendes esto a través de la gente que va pasando por tu vida.


Fue una etapa muy larga en la que conocí a alguien quien incluso el día de hoy sigue presente en mis palabras, en mis pensamientos, y en la forma que me enseñó que que el amor habitaba en mí, de mil maneras que no conocía.
Aseguro que he conocido al amor de diversas formas durante toda mi vida, desde pequeña, en los brazos de una mujer que me cuidó y defendió a capa y espada, en los libros y en cada palabra que impregnaron en mi ser, y a cada persona que ha pasado por mi vida como huracán, o simple lluvia. Lúgubremente, a veces no entendemos por qué conoces a alguien, hasta que ya no está contigo, y muchas veces la ausencia de alguien dice más que su presencia. Me di cuenta cuando ya lo había perdido y era muy tarde.
El hecho de que una mente enemistada consigo misma no se percate, conlleva a diversos conflictos internos, o como me gusta llamarlos; terremotos.
No fue hasta que hice un minucioso registro de cada temblor, donde me di cuenta; no habían sido las caídas, ni las tristezas. Fue una cuestión de falta de amor propio. Más dejando esta espinosa digresión continúo:
La definición de amor va cambiando conforme pasan los años, de hecho, no existe una manera de amar, existe el amor de acuerdo a cada uno de nosotros. Existe el amor de acuerdo a nuestra capacidad de comprenderlo. Como Shakespeare escribió “El amor no mira con los ojos, sino con la mente”.


Alguien me enseñó que el amor no se busca, porque el amor ya está, y hablo del amor real, que ni siquiera es el de pareja, sino el amor que sale de nosotros mismos. Es el que crea, el que sonríe, y que no tiene altibajos, es el que va más allá del sexo, de las promesas y de los retos.
Ese que no hemos aprendido a dar o a recibir porque estamos muy ocupados llevando la definición equivocada del amor.


Fueron nuestras invisibilidades las que me llevaron a ese lugar, las pequeñas muertes, la sucesión de pequeñas muertes, las cosas que no dijimos, las cosas que no supimos decir, los sentimientos que estaban ahí pero no supimos conjurar.  No fueron las cosas que perdí, fue no saber que las estaba perdiendo.


Sin embargo la vida nos empieza a dar respuestas sin pedirlas, porque estamos listos para saberlas, porque la vida no te da nada para lo que no estés listo para recibir, y nos brinda experiencias que nos preparan para las siguientes, entre más procesos y vivencias tengamos más información tendremos de la interminablemente no conocida vida,  y entre más información tengamos de esta, podemos tomar mejores decisiones. De nosotros depende encontrar la felicidad sin conceptualizar al amor, y a lo que conlleva, además debemos aprender a aceptar y querer a nuestra soledad, así no necesitaríamos de nadie para ser felices. Se trata de asumir la responsabilidad sobre nuestras emociones, una clave para un amor sano y duradero.


Todos estamos llenos de fronteras, andamos por ahí con nuestra heridas a la derecha, y nuestras alegrías a la izquierda, pero nuestras fracturas siempre sanan, rompernos es lo que nos permite volver a construirnos a nuestro antojo, son nuestras continuas muertes las que nos permiten reinventarnos. Sacudirnos los miedos o los dolores que tenemos pegados al cuerpo, y volver a nacer.
La necesidad que Yo tenía, no era nada que ver con el amor que le tenía, sino, con el amor, que yo, no me tenía,  el amor existía definitivamente, pero hasta hoy me doy cuenta que permanece conmigo, sólo que hoy soy una persona mucho más completa y puedo ver lo que antes no. El verdadero crecimiento es aceptar que existen caminos diferentes y que siempre es mejor seguir uno desconocido. El amor siempre regresa, de alguna forma, bueno, no regresa porque el amor siempre está, sólo que a veces lo vemos y a veces no.

Lo importante es saber que el amor, siempre, empieza en ti.

lunes, enero 28, 2019

Me he quitado ya muchas oportunidades de empezar a escribir,
y hoy, simplemente he dicho,
 ¿Por qué no?
A punto de iniciar una nueva 
etapa en mi vida, que ansío 
muchísimo,  y que sin duda, mi
 objetivo es crecer en todo 
aspecto y descubrir,aventurarme en
 nuevos desafíos, y, vivir... 
Sin miedo a intentar.

Hace unas semanas estaba 
estallando en proyectos escolares, me 
esforcé demasiado en cada uno, y 
sin duda que tuvieron su
recompensa aunque no lo admita,
o como casi siempre, no valore mi trabajo por creer que,
 “no es suficiente”.
Cuando estaba a punto de terminar el semestre, una profesora me 
llamó, me miró seria, y dijo: 

“Tienes mucho talento, hace falta que lo explotes”

Algo que me hizo muy feliz, y que sin duda, me dejó pensando.
Creo que  veces, hacen falta 
personas que te recuerden cuánto 
Arte llevas dentro.

Y esta vez, quiero ser Yo, quien me lo recuerde.
Descubrámonos juntos.

XX.

Entradas populares